Y así es, de repente despiertas, abres los ojos y alcanzas a ver que el amor de tu vida ya no se encuentra más en la almohada de junto. Te frotas los ojos y humedeces tus labios.¿Cómo Carajo llegaste a esto? La verdad es que lo sabes y lo mereces, pero prefieres no darte cuenta.

Te bajas de la rechinuda, alta y vieja cama. Calzas tus fríos pies con esas pantuflas gastadas de tanto "aquí para allá," te dirijes al baño, te miras al espejo y frotas tu alargada cara con tus huesudas manos corruptas por ese deseo de llegar a ser lo que eras antes.

Te alcanzas a ver al espejo y ¿Qué distingues? Sólo tu mala facha y ese espejo que se pitorrea de tu suerte de mierda.

¿Qué lograste con todo esto?
-Nada

¿What The Heck, Quien está ahí?
-El viento

¡No mames el viento no dice: "NADA"!
-A que sí...

Estornudas y finges que pescaste un resfriado para acabar de joder. Te dirijes al sillón del estudio donde sacas algo de filosofía de bolsillo y comienzas a leer.

Recapacitas, -"En mi estado nadie lee." - Decides escuchar algo de música, así que te dirijes al empolvado librero y regoces un reproductor de discos, casualmente tiene pila, lo enciendes y te das cuenta de que no es mas que un libro narrado por ti.

¿Qué hace un libro grabado por un escritor de Best Sellers?
-Nada

("Vaya, empiezo a creer que el viento sí dice "NADA"")

Un escalofrío te recorre y te frotas los brazos para dejar de sentirlo. Decides olvidar el mal sabor de boca que causa el audiolibro y...

¿Qué es eso?
¡Rediez! Por un instante olvidaste que tienes estomago y que si no le alimentas, se enfadará contigo.

Caminando a la sala llena de cajas de pizza y comida china, te topas con una flauta.
¿La recuerdas?
Por Dios. ¡Claro que la recuerdas! La tomas entre tus acabadas manos, intentas limpiar la boquilla cubierta de polvo con tus frágiles dedos, no lo consigues. Intentas meterla en tu boca para hacer que ese pequeño juglar vuelva a narrar historias pero, te das cuenta de que ya no recuerdas como cantar con ella.

Más derrotado que nunca, te dirijes a la cocina donde esperas que se encuentre algo de comida, lo que sea, girando hacia la estufa resbalas, alcanzas a ver el techo de la cocina hasta que te golpeas con el filo del cajón que, por mala costumbre jamás cerrabas.

...Q
...¿Qué?
...¿Qué diablos?

Alcanzas a abrir los ojos, esta vez todo (y me refiero a Todo) es diferente.

Te quitas una cobija de encima y descubres que una mano rodea tu torso. Giras y te das cuenta que no duermes solo. Ella abre sus ojos y alcanzas a ver ese resplandor que te enamoró de hacía años.

Es cuando empiezas a creer que esa vida tan tuya era sólo un pésimo sueño.

¿Recuerdas? -Te dice ella-

Tú no tienes ni puta idea de qué decir.

¿Qué?-Contestas-

Cómo nos conocimos...

(Comienzas a recordar)

¿Conocernos? -Dices desconcertado-

¡Claro, bobo! a caso es que de un día para otro te olvidaste de mi...

(Texturas, sensaciones, locuras, olores, besos, empiezan a llegar a ti.)

Claro que recuerdo. ¿Cómo iba a olvidarme de ti?