Buenos días, o tardes o noches, señor. ¿Qué desea?
-Uy, pues preferiría que me dijera joven o por mi nombre: Alekz. ¿Qué deseo? Deseo muchísimas cosas.
-Algo de la carta "joven"?
-Pues...(sin siquiera abrirla, pides) tiene té chai?
-Íjoles, joven, no. Sólo tenemos una mezcla que le dicen Café chuy.

-Está bien, ando de humor para uno de esos...¡Espere! traiga una jarra por favor
-(que wey tan raro... ) Está bien.

Pasan unos 7 u 8 minutos y la tipa regresa con una jarrita en la mano.

-Olvidó los vasos, señorita.
-Perdón, en seguida los traigo.

Pasan otros 10 y tú sigues pensando.

-Perdón la tardanza, joven
-Por favor, dígame Alekz.
-(creo que está loco este tipo) Bueno, Alekz.
-No quiere tomar asiento y una taza de té?
-Café
-Lo que sea.
-No, gracias, sigo trabajando.
-ok
-Cualquier cosa, aquí estoy.

Pasan 15 minutos y dos tazas del famoso café...
-Señorita?
-Dígame, Alekz
-Alguna vez se ha sentido sola?
-(¿?) sí, supongo
-No, señorita, no supone nada

-Alguna vez se sintió opresa por la nada? Por ese sentimiento de confusión?
-(Con una mueca de tristeza) Sí
-¿Qué le pasó?
-Fue hace tanto tiempo
-Entonces empiezo yo.
-Claro, déjeme tomar asiento.
-Creo que esto es cada vez más complicado de explicar.
-Hay tiempo..
-Claro que no! Ése es, precisamente el dilema principal.

El tiempo...

Sales del café con una sonrisa clavada a la izquierda de tu cara, prometiendo volver y sin dar explicaciones.
Prometiendo regresar...

Ahora comprendes un poco más.